Yo
soy
emocional.
La “cultura” EMO fue una de las más presentes en el principio de los 2000s, es imposible no haber notado alguna vez a personas pertenecientes a este grupo, posiblemente también hemos pertenecido a él (o pertenecemos aún).
Este grupo ha criticado a lo largo de su historia las disfuncionalidades familiares, sociales y afectivas, el proceso de enseñanza y aprendizaje, la demanda social y cultural, la moda, los medios. Estos fenómenos crearon rechazo que pronto se convertiría en el estandarte guía para estas personas, causando que se apartaran de aquellas que no compartían la solemnidad del sentimiento.
Impulsividad, visceralidad, cambios de humor repentinos, terror a la realidad; los EMO estaban ocultándose, guardando lo que realmente habían querido expresar, expresándose de formas espontáneas.
Las emociones nunca se manifiestan de forma pura, tratar de comprenderlas es complejo y diferente en cada persona, pero, por cómo vivimos, son las displacenteras las que prevalecen. Los EMO han sido criticados por su continuo desacuerdo con las reglas establecidas (principalmente en las relaciones sociales), se han tachando algunas de sus conductas como nocivas e inadecuadas. Estas personas han de necesitar un refugio y este nombre se los ha dado, un lugar donde se sienten cómodas por compartir sus experiencias con alguien más que seguramente ha vivido lo mismo.
Presentarse emocional frente a un grupo de personas es siempre complicado, nadie está preparado para escuchar que su mejor amigo, su primo, su compañera de trabajo, su maestra, su presidente o su hija está pasando por un mar de pensamientos que no le permiten dormir con tranquilidad, que le conmueven la vida y le han impedido desarrollar sus pasiones a lo largo ella. Se ha relacionado el ser emocional con el lado “negativo” de la experiencia humana, como si sentir tanto fuera un castigo. Sí, estoy enamorada de lo triste, eso no te hace mejor que a mí. TODES SOMOS EMOCIONALES PORQUE SOMOS HUMANOS, mal de sueño para aquella que logre acallar su corazón.
Siempre he creído que es absurdo, irracional, culpar a un grupo de personas por tener conductas vulnerables, tratarles como “otros” porque no encajan en el común útil para el mercado, es la manera sencilla de ocultar el verdadero problema: LA GESTIÓN EMOCIONAL.
Es por ello que desearía que el movimiento EMO se reivindicara, con espacios nuevos para que las personas puedan compartir sus experiencias, opiniones, deseos, metas y poder atenderlas de la mejor manera, sin ocultarse, sin ocultar quien realmente se es.
Había estado leyendo, escuchando y viendo publicaciones sobre la teoría sintérgica de Jacobo Grinberg, me estaba convenciendo de que era real y pronto, si me concentraba lo suficiente, podría moldear una mínima parte de mi realidad inmediata. Empezaron a suceder cosas que me costaba comprender; adivinar el color de los autos, mirar sombras de personas por todos lados, atinar siempre en el verde del semáforo al caminar por la ciudad, conocer a las personas que aparecían en mis sueños, encontrar un trabajo de tiempo completo sin enviar solicitudes, hablar con los animales y una lista larga de sucesos que hasta la fecha no sé si fueron producto de mi autoconvencimiento (locura) o realmente estaba manipulando estructura energética de la experiencia.
Escribí EMO (esta canción y no el proceso) en el espacio con más incertidumbre que he conocido (hasta hoy día, seguro en unos meses me voy a reír de esto). Un día, en una casa que no era mía y un cuerpo que parecía estar tomando control de sí ignorando lo que mis pensamientos le gritaban, miré al espejo en la medianoche; un insomnio de los que necesitaban cajas de pastillas para ser solucionados me seguía desde hace tiempo atrás y la mirada en el techo había generado una larga lista de pensamientos extraordinarios.
Desde ese día me muestro tan vulnerable que se me ha complicado establecer vínculos cercanos, me cuesta trabajo diferenciar entre la realidad y la fantasía. Ya sé que todo el mundo está al revés, ya no hay nada que hacer, los conflictos armados no dependen de mí, el dinero se mueve por el mundo, los aviones pronto se manejarán solos. Mi cuerpo cambia diario, una persona nunca se puede bañar en el mismo río porque nunca será la misma persona ni será el mismo río, en siete años no tendré ni una sola parte de lo que soy ahora. ¿Por qué nos convencemos tanto de algo que dice una persona que no conocemos?, no sé si los procesos que han elegido seguir las personas que están al mando me convencen al cien por ciento. Puedo yo, ahora, inventar un lenguaje que morirá conmigo, flores muertas para entregar, y nadie más se dará cuenta. ¿Por qué siempre tengo que pretender que no soy emocional?, toda la vida me he sentido así, ¿es peligroso lo que siento?
EMO nos cuenta una historia de confusión bastante común en cualquier época: ¿quiénes somos y a dónde vamos? La respuesta no existe, es bien un ejercicio de comunicación con tu interior, una señal para que platiques con la voz que escuchas diariamente, esa con quien te pones de acuerdo para tomar decisiones y llevarlas a cabo.
Busca un espacio en el que puedas ser tan emocional como te sea necesario.
Busca a tus EMO.